CRÓNICAS CINECICLÉTICAS- 3ª

Anoche estaba nerviosa, último día en España.

Salí de Madrid mentalizada en África y hemos vivido tantas cosas…nos hemos sentido tan acogidos por nuestra ruta por Extremadura y Andalucía, que era como empezar de verdad la aventura.

Ahora, esta primera noche en Tánger, me doy cuenta que no es realmente volver a empezar, es una nueva etapa.

Ya estoy más tranquila. Lo desconocido tiene una mezcla de temor y nerviosismo que me hace sentir viva. Es lo bueno que tienen los viajes. La sensación de no saber dónde vas a dormir cada noche ha sido, hasta ahora, una experiencia nueva y muy reconfortante.

Cada vez que llegábamos a una casa nos han acogido tan bien y me he sentido tan cómoda, que me daba pena irme, me daba pereza volver a salir. Hasta que llegabas a otro lugar, con otra gente maravillosa que te abría su casa y su vida y te volvías a sentir como en casa.

Hemos dormido en polideportivos, teatros, casas de gente, en medio del campo… Desde la última crónica, hemos proyectado en plazas y parques (Villafranca de los Barros, Almendralejo, Fuente del Maestre, Lebrija), colegios, institutos y universidades (IES Tierra de Barros en Aceuchal, CP Josefa Gavala en Lebrija, Escuela Jandita en La Muela, CP Tartessos en Algeciras, Escuela Técnica Superior de Algeciras), salas de conciertos (Salón de Teatres en Almendralejo, El Pelícano en Cádiz, El Cartero en El Palmar), restaurantes (Ecocenter Tarifa), centros culturales (Aceuchal, El Puerto de Santa María), hogar del jubilado (Villalba de los Barros), cooperativa y tienda de bicis (Santacleta de Sevilla, gracias Fer por dejarnos tu casa) y Asociación de Circo (La Nave del Espacio en Vejer) y la acogida de la gente ha sido maravillosa.

¿Por qué iba a ser esto diferente en África? ¿No será aquí, en lugares con menos recursos, cuando quizá la acogida será mayor? Pero fuera expectativas. Lo que tenga que venir, bienvenido será. Estoy aprendiendo a vivir el día a día, a disfrutar del momento y a no agobiarme con lo que está por venir. Aprendiendo de lo que me brinda el camino.

Una de esas lecciones de vida nos la dio una niña de 9 años en Villalba de los Barros, Gemma, que después de una proyección, vino a tirarnos de la manga para invitarnos a dormir a su casa. Con esa naturalidad y espontaneidad que los niños aún no han perdido. Y con la lagrimilla aún en el ojo y el corazón encogido, allí que nos fuimos a conocer a su familia y a convivir con ellos durante un día.

Dejamos atrás esos pueblos extremeños y andaluces que nos han abierto sus puertas, esos guiños y ánimos de la gente al vernos pasar, a María y a Zigor que nos acompañaron durante dos semanas y de los que hemos aprendido tanto…, a Aitzi, Jesús y las gemelas que se vinieron desde Santander, al gran Yiye, a Pablo Titiribici por enseñarnos el camino y compartir su sabiduría(Salida de Sevilla con los Poliki y el Titiribici MÍTICA MÍTICA) a María y Manolo por creer en nosotros, a Juan, Gema, África y Zoe que nos abrieron su casa para planificar el salto a Marruecos. Los dejamos atrás, pero los llevamos con nosotros. A mi madre y a mi hermano que se vinieron a Conil a despedirnos. A mis sobrinas que cada vez que hablo con ellas me dan la alegría de vivir. A mi hermana, a Jorge… Me llevo una mochila bien cargada de energía positiva, que va aumentando con cada risa en una proyección, con cada felicitación por el proyecto, con los aplausos tras la película.

A veces, le doy la espalda a la pantalla y me quedo observando la reacción de la gente con cada escena. Me encanta esa imagen cuando de repente todo el mundo sonríe a la vez por una escena de la película, me encantan los cuchicheos por alguna otra escena. Ver a toda esa gente con la misma expresión al unísono me parece fascinante.

Doy gracias a Carmelo por brindarme la oportunidad de acompañarle en esta bonita historia.

Isa